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Quitate la máscara de la religiosidad |
2011.09.20 07:09:35 | |
Acabo de regresar de dar unas conferencias sobre quitarnos las máscaras. Fui con mi hermana y otra amiga y damos estas pláticas en diferentes eventos y cada quién habla de su propia experiencia y diciendo qué máscara nos hemos tenido que quitar.
No hablaré aquí de todas, pero si de una que a mi personalmente me llama la atención y será por lo que yo misma he pasado y porque veo cómo la gente reacciona ante el dolor de otros y cómo nos gusta cubrir con religiosidad nuestro temor, el miedo a ser rechazados, el miedo a ser descubiertos como realmente somos, el miedo a pensar que no tengo todas las respuestas pero que tengo que decir algo embarrado con alguna escritura para que se escuche espiritual y así pasar por inteligente o sabia. Me pongo máscaras de religiosidad para consolar a alguien en vez de hacer lo que la escritura dice: “Llorar con los que lloran. Gozarse con los que se gozan.” Estoy convencida que no sabemos lo que significa eso, al contrario, lloramos con los que se gozan porque cuando alguien nos dice: “Me acaban de regalar un carro del año tupí!!!!” Nosotros lloramos de coraje y de envidia. Decimos por dentro: “¿Por qué a mi no me regala mi esposo nada?” “¿Por qué si ella no se lo merece? ¿Por qué si ella tenía un carro más nuevo que el mío y le dan otro aún más nuevo? ¿Para que uno nuevo, que no ve cómo está la economía? ¿Qué no le parece que es excesivo? Y podría seguir y seguir con los pensamientos que se nos vienen y siii, lloramos de coraje, de envidia pero lo cubrimos con una máscara de “disque “ gozo y lo embarramos con una máscara de religiosidad diciendo: “Gloria a Dios” ¡Qué bueno hermana! Recuerda utilizar tu carro para la gloria de Dios! Para recoger a aquellos que no tienen la fortuna de tener la bendición que tu tienes. Si Dios te bendice es para dar a otros.” Y comenzamos a poner condenación y cargas a aquella persona que ha sido bendecida por Dios porque no podemos soportar por envidia y coraje que otros se gocen. He ahí el lloro y el crujir de dientes!!!! Y nos gozamos con los que lloran. El otro día supe de la muerte de una muchacha, esposa de un buen amigo que quedó ahora viudo con pequeños hijos a su cargo. Al leer los mensajes que le ponían a esta persona me moría de coraje. Le decían: “Gózate, ya está con el Señor.” “Se nos adelantó, está feliz con Jesús” “Está bailando con El.” “Es lo que ella siempre quiso, estar en la presencia del Señor, para allá vamos todos.” A mi me daban ganas de decirles: “Entonces que se muera tu esposo o tu esposa para que tu también te goces!!!” Y la gente cree que uno se tiene que gozar por eso, que está bien decir: “Gózate hermano” cuando estás en luto, cuando tienes que llorar, tienes que estar triste y de duelo. No es falta de fe, no es falta de confianza en Dios. No es falta de nada. Simplemente es tristeza de espíritu, es tristeza del alma, es una tristeza tal que hasta el cuerpo te duele.
Recuerdo que al día siguiente de que mi esposo falleció a mi me llevaron al hospital pues desde el día que él murió yo tenía un dolor en el corazón que no se me quitaba. Pero al día siguiente ese dolor se pasó a mi brazo y me asusté mucho. Le llamé a la ambulancia y toda mi familia y amistades que estaban en casa consolándome en mi luto lloraban porque estaban desconcertados no sabían qué me estaba pasando. Todos pensaban que me estaba dando un ataque al corazón, incluyéndome a mi. Cuando llegaron los paramédicos tuvieron que preguntar quién era la paciente porque todos lloraban menos yo. A lo que voy con este ejemplo es que el dolor de perder a un ser querido, sea por medio de la muerte, sea por traición, o una pérdida inesperada de algo, realmente duele hasta el alma, hasta el cuerpo y no te puedes gozar. Cuando yo iba en la ambulancia me dieron morfina porque temían realmente a que tuviera un ataque al corazón y no solo eso sino que también me habían dado nitro-glicerina. Después me explicaron que el dolor era tan fuerte emocionalmente que si, podía aún causar un trastorno en el corazón. Y nosotros los Cristianos queremos consolar diciendo: “Gózate, ya está con el Señor.. “ Sí, eso lo sabemos. Yo no tengo la menor duda de dónde están mis hijas y mi esposo. Pero la que sufrió en esos momentos cuando partieron era yo. Ellos quizás estaban muy felices, de eso no me cabe la menor duda. Pero yo. Yo era la que me quedaba vacía sin ellos. Después pude decir: “Gracias Señor que sé en donde están. Gracias Señor que sé que los veré de nuevo. Gracias Señor que sé perfectamente bien que cumplieron con el propósito que les diste.” Pero pasó tiempo para que yo pudiera estar contenta, no porque murieron sino a pesar de su muerte. Pero el consuelo de la gente es triste y realmente cuando alguien quiere consolar de esa forma es porque no ha pasado por la muerte de un ser querido porque si ha pasado por ese valle de sombra de muerte entendería que en esos momentos existe un dolor que va más allá de cualquier entendimiento. No, no es más grande que Dios, sin embargo el mismo Jesús ante la tumba de Lázaro lloró. Y los estudiosos de la Biblia podrán decirme que era por la incredulidad de algunos, que era porque estaba a punto de resucitar a Lázaro, que era por esto y por lo otro, yo lo único que sé es que Jesús lloró ante un amigo que murió y el llorar mostró su lado humano, mostró tristeza, mostró dolor. Cuando murió Juan su primo, Jesús se retiró de todos, se apartó para estar con el Padre porque le dolió la separación, le dolió lo que nos duele a todos. Sabemos que vamos a morir pero no nos gusta el como, el cuando, el por qué. A Jesús tampoco le gustó. Y ahí yo no veo a nadie que le dijera a Jesús: “Gózate, está con Dios.” Tags: Quitate la máscara de la religiosid
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